La oficina es con toda seguridad uno de los lugares donde pasamos más tiempo, y aunque muchas veces nuestra atención se centre en el monitor del ordenador y todo el trabajo que tenemos pendiente, es importante que nuestro espacio esté limpio y ordenado. Nuestro confort, productividad y salud dependen de ello.
Por lo general las oficinas no están sometidas a los fuertes olores y residuos propios del sector industrial, pero eso no quiere decir que no haya gran cantidad de agentes contaminantes que a la larga pueden afectarnos: el polvo de los equipos electrónicos y los sistemas de climatización, la suciedad que se va acumulando en la moqueta, eso sin contar el uso diario de los aseos por parte de los empleados.
De igual modo, las oficinas deben disponer de puntos de reciclaje para la eliminación de papel, cartón y residuos orgánicos; pero también para otros componentes como pilas y tóneres de impresora, que de no reciclarse adecuadamente contribuirían a la contaminación del medio ambiente.
Además de ser una cuestión de salud, la limpieza de nuestra oficina dice mucho de nuestra empresa, de nuestra marca. Tiene que ver con lo que perciben de nosotros nuestros clientes, pero también nuestros trabajadores. ¿Quién no ha tenido una mala experiencia en locales comerciales, o en oficinas, a causa de la suciedad de los aseos? En estas situaciones la imagen que se proyecta es negativa, aunque la empresa ofrezca buenos servicios, o su producto sea inmejorable.
Los productos adecuados
A la hora de elegir los productos de limpieza es importante que conozcamos los materiales que componen nuestras instalaciones, equipo y mobiliario. Una mala elección podría causar daños en nuestras instalaciones, o lo que es peor, afectar a la salud de las personas que se encuentran a diario en el espacio de trabajo. Los productos multiusos que encontramos en el mercado no siempre son los más adecuados.
La presencia de polvo
El polvo es un conjunto de partículas diminutas que flotan en el aire y se depositan sobre los objetos formando una capa de suciedad. El polvo conlleva la aparición de ácaros, bacterias y hongos que comúnmente causan alergias, entre otras patologías. Pueden estar en cualquier superficie como mesas y estanterías, pero donde de verdad es más complicado de eliminar es cuando se acumula en equipos electrónicos y en los tapizados de asientos. Para ello, hay que utilizar aspiradores y utensilios de gama profesional, además productos de limpieza que eliminen el polvo y eviten su pronta reaparición.
Baños
En primer lugar, la desinfección diaria del lavabo es fundamental, pero no hay que olvidar tampoco de vaciar las papeleras a diario, asegurarse de que los dispensadores de jabón estén llenos y haya suficientes toallas de papel. Debemos tener en cuenta que, de no hacerlo correctamente, pueden acumularse grandes cantidades de gérmenes y bacterias que podrían ser causantes de transmisión de infecciones y enfermedades.